Hay algo mágico e incomprensible en el paso del tiempo. No solo tristeza, ni desconcierto. Lo que parecía alejado acaba por encontrar su límite y, cuando lo alcanzamos, tenemos la sensación de estar de nuevo en el principio. Allí, en el principio, todo adquiere un significado distinto. Es mejor arder que apagarse lentamente. El verso de Neil Young, que llegó a nuestra generación en los años noventa transformada en carta de despedida, lo explica bien: el fuego como principio y final al mismo tiempo. No nos queda otra que arder para volver a empezar.
En «Arderás», el nuevo single de Lúa Gramer, resuena el eco mitológico del fuego, la vida que nace después de que todo haya sido destruido, el verso de Neil Young que nos transporta al inicio de todo, a los años cincuenta, al espíritu del rock’n’roll, a la belleza de lo simple, a la electricidad convertida en refugio, a los acordes desbocados del final de la canción, a la línea de bajo sincopada, a los coros y sintetizadores que matizan las estrofas y a la verdad última del estribillo: arderás (hace tiempo que lo sé), arderás (hace tiempo que lo sé).
Entre las notas distorsionadas de las guitarras se oye un grito alegre de una juventud que nunca termina, que sigue ardiendo como el peinado de James Dean, como la simetría imposible de My Bloody Valentine, como la llama eterna de lo que siempre se renueva, como todo lo que arde en vez de apagarse lentamente. Arderás (hace tiempo que lo sé), arderás (hace tiempo que lo sé). José Tato González [Art Is Hard]
Banda:
David González (Bajo), Manuel Salitre (Guitarras), Eugenio Abengozar (Batería), Luis Gragera (Guitarras, voz) y Susana Merino (Voz, teclados.)
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