La música indie, shoegaze y underground que LÚA GRAMER descubrió en los años 90 fue impulsada por la necesidad de destruir todas las reglas escritas en las décadas anteriores, por lo que, como no podía ser de otro modo, su primer Lp se basa en esta misma premisa: destruir todas las reglas para crear unas nuevas a la hora de combinar la melodía con el ruido, los arpegios de guitarra con los arreglos de sintetizadores o la furia distorsionada con el susurro de las voces.
Destruir el pop son diez canciones producidas con detalle—en las que todos los instrumentos tienen su espacio—, que les acercan a The Boo Radleys, The Pains of Being Pure at Heart o Soft Science con esa rabia calibrada que conocimos en sus anteriores trabajos. Las letras, llenas como siempre de imágenes poderosas, parecen por momentos estar dirigiéndose a nuestros demonios personales, pues apuntan temas fascinantes que se desarrollan lentos en nuestra imaginación como si las palabras fueran demasiado libres para encerrarlas en un solo significado.
Todo ello —la música excitante y las letras inteligentes— hace que estemos ante un Lp que parece fuera del tiempo y que sus diez canciones sean variaciones de una forma secreta de felicidad que quiere ser compartida.
Disfrútenlo antes de que sea demasiado tarde.
José Tato González [Art Is Hard]
