Los estábamos esperando. Cada lanzamiento de Lúa Gramer es un pequeño acontecimiento tan especial que nos acelera el ritmo del corazón y nos provoca una ansiedad que solo puede verse aliviada al poder compartirla. Es la fascinación por expresar un sentimiento verdadero, lo suficientemente real, de comprender que no estamos solos en este vacío al que estamos profundamente abocados. Así es como nos sentimos desde que los conocimos en 2015 cuando aterrizaron tímidamente en Clifford, sin diatribas, sin provocar una innecesaria lucha de clases. Y así es como nos volvemos a sentir ahora, en el otoño de 2017, con Día del centro. Tercera referencia en menos de dos años y un cancionero sobresaliente que sigue creciendo a pasos agigantados sin imponer límites a su ingenio y preciosismo Pop. Tras los imprescindibles LG Mini-LP 10″ (2016) y Plaza de abastos SG 7″ (2016) por fin tenemos la oportunidad de dar a conocer sus nuevas canciones y confirmar que los pacenses son por derecho propio una de las bandas más creativas e imaginativas de nuestro particular universo.
La tres canciones que se incluyen en Día del centro te golpean (ese pa-pa-pa alucinado de “Una vez más”) como si fueran el gancho de un viejo boxeador borracho que no ha olvidado la eficacia de sus puños. Vuelan en el aire enfermo del combate influencias de los años 90 tanto en el sonido como el espíritu valiente de los arreglos que aportan el necesario contrapunto al adorable ruido blanco de las guitarras. A estas alturas de la pelea, parece claro que las tres canciones están cosidas en carne viva con unos hilos finísimos: guitarras afiladas, base rítmica sutil y arreglos de sintetizadores en los que se mecen las voces con una lógica interna incontestable. La lona del ring empapada de electricidad y las luces girando sin que nadie sea capaz de parar la pelea, porque también parece claro que Lúa Gramer han trascendido sus influencias, superando sus límites y mejorando con cada uno de sus lanzamientos y nos han puesto a todos contra las cuerdas. Día del centro es, sin duda, la victoria definitiva de una banda que parece dispuesta a superarse a sí misma con cada nueva entrega componiendo canciones ambiciosas y emocionalmente audaces que no se acaban nunca.