Tras el espectacular regreso discográfico que supuso Big Ear (Clifford, 2015), sin lugar a equívocos su impecable cima creativa, la mítica banda de Linares vuelve tan solo dos años después con su quinto álbum de estudio demostrando que su vuelta a los escenarios en 2013 no fue algo casual.
Ruido Negro funciona como el cordón umbilical que conecta a los Automatics más canónicos –si esta definición es posible de aplicar dada la total y absoluta versatilidad artística de la que siempre han hecho gala- con la escena indie actual. Un trabajo en donde se atreven sin complejos a componer por primera vez temas en español pero siempre respetando una particular visión arriesgada y poco autocomplaciente con su propia música. Aquí es donde tenemos que señalar a Raúl Ruano -nuevo cantante desde 2015 y que ya defendió en directo Big Ear– que se descubre como pieza capital sobre la que edificar un magnífico presente que aporta frescura y empuje dotando a las diferentes canciones de una expresividad y técnica que abre inéditos caminos que seguir explorando en sucesivos trabajos. Aunque como era de prever en Ruido Negro el protagonismo recae como siempre en las guitarras –omnipresentes- y en una sección rítmica de incalculable oficio que sigue manteniendo la suficiente pegada para transmutar con pulso firme los amplios virajes sonoros por los que transita el resto de la cuerda, no en vano se ha recuperado al inconfundible Antonio Salas “Tete”, verdadero y carismático baterista original sobre el que pivotó la férrea y disciplinada estructura base de casi toda la discografía de la banda. Palabras mayores.
En canciones como “Across The Nation”, “On A Ride”, “Golden Staff”, incluso en su primer single “El Fin de los Días” encontramos trallazos guitarreros marca de la casa de reconocible facilidad para crear inolvidables melodías bajo el paraguas del noise-pop. Los medios tiempos épicos son otra de las especialidades de Automatics, prueba de ello es “The Sound Of This Town”, una canción espectacular donde la voz de Raúl otorga al tema unos matices nunca antes alcanzados por el grupo. Entre las más experimentales encontramos “Shine On” (donde Ramones y The Ronettes se encuentran acompañados de una orquesta de sucias y cavernícolas guitarras) y “Oceans”, con un ritmo que roza el kraut-rock, en una impresionante combinación de guitarras art-rock y un original fraseo solista en la guitarra heredero de Tom Verlaine. Nos dejamos para el final los presumibles singles potenciales: la anteriormente citada “El Fin de los Días”; ”Ninette”, que se desvela como un extraño y espacial cruce entre Grandaddy y La Mode de infeccioso estribillo; y “Sebastian”, un nuevo himno para las masas radio friendly, pop masticable que cuesta quitarse de la cabeza. Cierra el disco otra de las joyas de la corona de este álbum, “Ruido Negro”, crepuscular canción que comparte el título del álbum con guitarras fronterizas que terminan en un duelo mano a mano de estribillo poderoso.
Tras cinco LPs y un buen puñado de singles y EPs está claro que Automatics han facturado tras su reunión dos de sus mejores trabajos hasta la fecha. Se suele decir que segundas partes no son buenas pero Automatics son una excepción y han mejorado con los años su capacidad de componer canciones emocionantes. Ruido Negro se abre paso –otra vez- como el mejor disco de Automatics.
Ruido Negro se publica el 21 de abril en una cuidada edición en vinilo de 12″ especial para coleccionistas acompañado de una descarga digital en MP3 320kbps a través de Clifford.
Discografía de Automatics en Clifford:
- Clifford-038LP 1991-2001 2LP 12” (2013)
- Clifford-070SG Monsters SG 7” (2015)
- Clifford-078LP Big Ear LP 12″ + CD (2015)
- Clifford-106LP Ruido Negro LP 12” (2017)