Una cosa es debutar y otra es hacerlo con un EP como el homónimo de Chicle que ve hoy la luz. Reunir a la primera semejante colección de canciones y realizar una declaración de intenciones así no está a la altura de cualquiera. Aunque conviene señalar que Chicle no son precisamente unos cualquiera. Como voz cantante, Álvaro Benito, líder también de Pignoise. Junto a él, Héctor Navío y Juan Zurdo completan un power trío que no ha venido ni a pedir perdón, ni permiso. Chicle vienen a sacudir las cosas, eliminar prejuicios y triturar lugares comunes.
El EP recoge cuatro temas que llegan al oído como una exhalación y que suponen una perfecta carta de presentación del combo. “Voy a tumba abierta/Hacia la tormenta”, canta Álvaro en “Calles de perdedor“, primer adelanto del trío y, desde ya, clásico marca de la casa. Aquí de lo que se trata es de abrir nuevos caminos, conquistar fronteras y, por el camino, ajustar cuentas emocionales, internas y externas, a través de letras que son pura verdad. La única vía posible: la de la emoción y la sinceridad desbordante. ¿Alguien dijo que el rock está muerto? Chicle se ríen en la cara de la afirmación y la combaten con voz, guitarra, bajo y batería. No necesitan más. Ni menos.
“Sólido“, otra de las piezas emblemáticas del trío, resume las coordenadas estilísticas de la banda: un riff de bajo de alto octanaje. Una batería cuyos golpes parecen bofetadas. Guitarras afiladas y sinuosas. Una melodía que es pura épica. Épica auténtica, real, de la que llega al alma. Ese espíritu contemporáneo se ve perfectamente en “Mi imaginación“, en la que un infeccioso punteo de guitarra combina con un estribillo gigante. “Soy el que busca y no ha encontrado motivo de rebelión”, dice la letra. La canción es una rebelión en sí misma. La música habla por sí sola. “Soy el de mirada asesina/que ya no causa temor”, continúa Álvaro. No se hacen prisioneros, ni consigo mismos.
Nombres que pueden ser puntos cardinales: Queens of the Stone Age, The Strokes, Muse, Biffy Clyro: referentes que son mezclados convenientemente para dar un sonido nuevo, único, lleno de personalidad. Felicidad muestra la versatilidad de un conjunto de visión panorámica que no tiene miedo a la hora de añadir matices a su propuesta. Rabia, potencia, intensidad: cóctel burbujeante para cerrar los ojos y sentirse el centro del universo.
Primer intento y priera diana en forma de EP. La carrera del trío afincado en Madrid despega directo a la estratosfera, con el firme propósito de sacudir como un terremoto la escena rock en castellano. Nadie quedará indiferente, es imposible.