Polvo levantado por un jamelgo escuálido que cabalga en un crepúsculo tejano, con un jinete de mejillas hundidas. Ectoplasma que en la siguiente pista se transmuta en haitiano zombi que agita risueño sus miembros con el offbeat de batería y bajo. Cinemático y atmosférico, así suena ‘Ghost Cowboys’, éste segundo larga duración de Le Grand Miércoles, más alejado de anteriores querencias jamaicanas y profundizando más en la experimentación sónica que ya habían dejado entrever en This is Surf-Steady (Golden Singles, 2011). No en balde tenemos delante a un combo que aúna la crema de músicos que en la Península se han decantado por los ritmos sincopados: la batería precisa, inmisericorde y milimétrica como los seis disparos del tambor de un Colt 45, de Sputnik, bregado en los tan añorados Malarians y luego en Los Calaveras, Golden singles Band o Dwomo; a la guitarra, Winchester de ladridos como latigazos, Dr. Jau (Dr.Jau & The Peanut Vendors, Ki Sap, The Shake It Up’s, Gaia Dub Sindicat, Mr.T-Bone & The Golden Singles, etc.); con el bajo, conduciendo los temas con la mano firme del vaquero que impide (o permite…) que la guitarra se desborde en una estampida atronadora, Fabiani (Pataconas, Dwomo); y redondeando este Wild Bunch, Willy (The Offbeaters, Dirty Soul Riders, Teleplasticos, Huessos), con su órgano hammond soltando destellos que reverberan sobre el conjunto como el sol en la veta del oro de MacKenna.
Estos cuatro forajidos se despachan a gusto con once temazos instrumentales en los que, sin respeto por ley ni orden alguno, asaltan versiones como debe hacerse. Si el título las delata, la escucha en cambio las insinúa, enriquecidas con el desparpajo de estos vivales empeñados en que el dulce rocksteady de The Paragons suene como una cabalgata de valkirias desatada en Tijuana, con la que te entran ganas de invadir la Baja California para allí montar una fiesta al borde del Pacífico moviendo el cu-cu al ritmo de “Caravan Party”. ¿Y el ‘Straigh to Hell’?, ¿cómo conseguir que una canción que ya suena a anticipo del apocalipsis, a ese irse al infierno lento pero implacable que es la vida, suene todavía más desazonador, más desesperanzado…?. Con unas gotas de dub, unas picaduras de guitarra y unos chasquidos de órgano, así se consigue. ¿Y el “Cecilia Ann” de los Surftones, al que los Pixies electrificaron en una orgía de velocidad que sonaba tan inexorable como la mirada de Willy en Sin Perdón? Pues Le Grand Miércoles, iconoclastas, la ralentizan y suena igual de inexorable. Sus temas propios, que los tienen, aunque uno siempre cree adivinar guiños escondidos, están a la altura. Sea un ‘Alligator Ye Ye’, que del surf invita al baile, sea ese ‘The Rumour’ de apacible cadencia, de olas acariciándote los pies. Y lo mejor de ‘Ghost Cowboys’ es que sirve tanto para la escucha pausada, para saborearlo como se saborea el adormecimiento que un tequila deja en la boca, como para que suene en tu coche mientras, camino del atasco cotidiano, se transmute en descapotable, con la sal del mar en los labios y el sol detrás, corriendo más que el amanecer.
Menino da Rua