Tras un inimaginable y explosivo regreso en 2013 con un inopinado sold-out en la madrileña sala El Sol, la publicación de un majestuoso doble recopilatorio que hacía -parcialmente- balance de su brillante trayectoria, y nos mostraba la senda de lo que podría estar por llegar con dos nuevos temas («Black Beach» y «Hello, Goodbye») que nos los presentaban en una madurez sorprendentemente pletórica, y la posterior confirmación en el verano de 2014 de que la racha continuaba con su participación en los principales festivales del país (FIB, Sonorama, Contempopránea, etc) ahora es el momento de pasar página sobre su mítico, y en ocasiones maldito, pasado y mirar de frente el presente y lo incierto del futuro para las bandas de su generación. Aquellas pioneras que dentro de su patio de recreo constante ayudaron a imaginar, definir y estructurar una entonces inexistente escena indie, que hoy día ha terminado por eclosionar y aburguesarse en la tan temida y necesaria profesionalización. Justamente lo que echaban en cara a las bandas a las que les tocó suplantar del gusto popular a principios de los 90’s. Y no hay otra manera de exponerse si no lo hacen con un nuevo álbum, el cuarto ya, que se publicará exclusivamente a través de Clifford durante el mes de octubre donde se comprobará si las exigencias del público actual están preparados para un exceso de creatividad genial comprimidas en canciones de 3 minutos y proyectadas con una pulsión tan hedonista y anglófilamente pop. Afortunadamente, la ausencia de los manierismos y la teatralidad bobalicona reinante en la tímida y en ocasiones irritante por aburrida realidad musical nacional juega imperiosamente a su favor. Ellos siempre han estado hechos de otra pasta. Porque en lo suyo, todavía a día de hoy, Automatics son los mejores y además siempre han ido por delante. Pero antes nos llega Monsters, el single de adelanto, por supuesto en vinilo de 7”, que lanzamos con la premura y la presteza necesaria para golpear primero y apostar fuerte a caballo ganador. Plenamente satisfechos por marcar el paso de la manera correcta… ¿o acaso existe otra mejor?. Porque con canciones así se crean carreras, amigos. “Monsters” engancha desde el principio con nervio y una melodía que acaba inflándose en un pre-estribillo para explotar en un estribillo glorioso de esos que sólo Automatics son capaces de hacer con tan pasmosa facilidad. La coda instrumental en la que subliman la distorsión con interesantes efectos digitales muestra lo lejos que están de The Jesus & Mary Chain aunque se sigan mirando en el espejo. Y como aquí nos apuntaba el periodista Guillermo Z del Águila en una atenta pre-escucha previa a la materialización del master final <<en serio, yo firmaba ahora que los hermanos Reid volvieran con una canción como «Monsters”>>. Y lo suscribimos punto por punto. Vaya si lo suscribimos. El otro lado, la cara B, es el lugar escogido para “A Brand New Day” una canción que no puede ser una cara B al uso tratándose de quiénes son, pese a que si bien es cierto no irá incluida en el álbum, y únicamente podrá conseguirse en este single de edición limitada. Una canción que empieza con sonidos que pueden remitir a Spiritualized pero pronto muta en sunshine-pop psicodélico, mostrando una sabiduría pop para componer canciones que nunca ha sido suficientemente valorada. Así que así están las cosas en estos momentos. Una banda expectante, terriblemente hambrienta, en el mejor momento posible, en el lugar donde siempre quisieron estar, con un disco soberbio debajo del brazo a la vuelta de la esquina. Os esperamos en octubre para la gran celebración, disfruten ahora de Monsters.